Un mal día me enteré de que había enfermado de anemia y que esta, por descuidos, derivó en una leucemia que poco a poco consumió su vida. Tan pronto me enteré, fui a visitarlo al hospital, la imagen fue terrible, estaba perdiendo el cabello por la quimioterapia, no tenía fuerza para saludar, en mi estúpida inocencia lo único que pude hacer antes de empezar a llorar fue sacar la imagen de san Judas Tadeo que portaba en mi cartera y regalársela, que impotencia, lo único que este imbécil pudo decirle con voz quebrada fue : "Hechale ganas, nos vemos cuando salgas".
Un tiempo después mostró un poco de mejoría, y regresó a su casa; pero la vida actúa de formas muy raras, y la muerte es como esa amante despechada, que juega sucio y no sabe perder, y que se aferra a ti a pesar de que tu no quieres absolutamente nada de ella.
El pobre Pepe estuvo con tratamientos pero empeoraba cada vez más, el cáncer había invadido ya todo su cuerpo. El último día se encontraba postrado en su cama con dolores por todo su cuerpo, Pepe le pidió a sus papás que por favor lo llevaran al hospital, pues él no se quería morir; ¿porque una buena persona de 17 años con toda la vida por delante querría morir?
Y sus padres decidieron no dejarlo sufrir más, y tomaron lo que quizá fue la decisión más humana, no alargar más la agonía de su hijo, el dolor de sus padres debió ser igual o peor que el que sentía Pepe.
Algunos días después, yo fui una de las personas que cargo su ataúd cuando salió por última vez de su casa, ese recuerdo lo tengo muy fresco todavía, y son de esas cosas que uno quisiera olvidar.
Varios años después, en la convivencia de final de la carrera, me regalaron un separador, en la parte de adelante tenía escrita una frase sobre la amistad, no la recuerdo bien, pero en la parte de atrás tenía otra frase, todavía no puedo describir exactamente el sentimiento que me transmitió cuando la leí. La frase era de una canción de los Stone Temple Pilots y decía:
Cuando la leí, pasaron por mi mente algunas personas, una de ellas era Pepe. Un saludo si estas leyendo esto.
Un tiempo después mostró un poco de mejoría, y regresó a su casa; pero la vida actúa de formas muy raras, y la muerte es como esa amante despechada, que juega sucio y no sabe perder, y que se aferra a ti a pesar de que tu no quieres absolutamente nada de ella.
El pobre Pepe estuvo con tratamientos pero empeoraba cada vez más, el cáncer había invadido ya todo su cuerpo. El último día se encontraba postrado en su cama con dolores por todo su cuerpo, Pepe le pidió a sus papás que por favor lo llevaran al hospital, pues él no se quería morir; ¿porque una buena persona de 17 años con toda la vida por delante querría morir?
Y sus padres decidieron no dejarlo sufrir más, y tomaron lo que quizá fue la decisión más humana, no alargar más la agonía de su hijo, el dolor de sus padres debió ser igual o peor que el que sentía Pepe.
Algunos días después, yo fui una de las personas que cargo su ataúd cuando salió por última vez de su casa, ese recuerdo lo tengo muy fresco todavía, y son de esas cosas que uno quisiera olvidar.
Varios años después, en la convivencia de final de la carrera, me regalaron un separador, en la parte de adelante tenía escrita una frase sobre la amistad, no la recuerdo bien, pero en la parte de atrás tenía otra frase, todavía no puedo describir exactamente el sentimiento que me transmitió cuando la leí. La frase era de una canción de los Stone Temple Pilots y decía:
- Si tuvieras que morir antes que yo, pregunta si puedes llevar a un amigo -
Cuando la leí, pasaron por mi mente algunas personas, una de ellas era Pepe. Un saludo si estas leyendo esto.
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