Hace cuatro años mi papá se mudó a Querétaro...
Yo tuve la desgracia de nacer en el Distrito Federal, afortunadamente nunca he vivido en él, cerca siempre, pero nunca en él.
A mi normalmente me caga la capital de este país, me caga su abundante gente naca, inculta y facilmente corrompible, me caga el tráfico, me caga el smog, me caga el desmadre, me caga su delincuencia, me caga la gente que se sube al metro y apesta a madres, me caga la gente que maneja como pendeja, me caga tanta basura, me cagan sus asesinatos y secuestros, me caga su policía corrupta, la altura me importa un carajo, más pero sin embargo me ha dado muchas cosas.
Cuando mi papá se tuvo que mudar por razones de trabajo, constantemente nos decía que él se regresaba al D.F. sin ningún problema, que le gustaba más que la provincia, al contrario que a mi, que me gusta mucho el estado de Querétaro, si pudiera irme me largaba sin pensarlo, el D.F. se convertiría en un recurrente destino turístico tal vez, pero lo mío lo mío es la tranquilidad, específicamente la de Qurétaro, los demás estados que conozco la verdad apestan.
Yo siempre he dicho que en esta porquería de lugar se puede hacer cualquier cosa que se pueda hacer en provincia, excepto claro, ir a una playa; y aún así me iría sin extrañar casi nada. Actualmente existen muchas razones por las que simplemente no puedo irme tan fácil de esta mugre de lugar.
¿Ven? estoy atrapado en esta porquería de ciudad, cuando yo pertenezco a los espacios sin ruido y sin cemento.
Disculpen tantas groserías, pero es lo que esta ciudad merece y lo que me inspira.
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